El Heraldo de Barranquilla, cuando el Departamento del Chocó cumplió 70 años en 2027.
Hoy y mañana, Barranquilla será escenario de dos hechos importantes. El de hoy es un foro a propósito de los 70 años del Chocó. Uno de los expositores invitados es el ministro de Ambiente, Luis Gilberto Murillo, oriundo de ese departamento. La instalación, honrosamente, la hará este columnista. Mañana será la constitución de la Región Administrativa y de Planificación (RAP), que presidirán los gobernadores costeños. Servirá de anfitrión el gobernador del Atlántico, Eduardo Verano.
Hay una razón por la que se entrecruzan los dos eventos: en un derecho de petición, el abogado costeño Nicanor Flórez y el médico chocoano Víctor Copete solicitan al gobernador Jhoany Palacios que cree un comité que, junto a la Asamblea departamental, “estudie la viabilidad de integrar el Departamento del Chocó a la RAP Caribe”. Argumentan que “fisiográficamente” al Chocó lo unen lazos con la Costa por ser el río Atrato tributario del mar Caribe. Recordemos que en su célebre crónica de 1954, en El Espectador, Gabo decía que para llegar a Quibdó el camino menos costoso, el más viable y seguro era el río Atrato, “por donde penetran después de un viaje de ocho días, las pequeñas y parsimoniosas lanchas de motor que transportan mercancías desde Cartagena”. La otra razón que esgrimen Flórez y Copete es que la Asociación de Estados del Caribe (AEC) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) están promoviendo la cooperación y la planeación del transporte multimodal en el Gran Caribe, a fin de potenciar el comercio, el turismo, los intercambios culturales, la innovación, la ciencia y la tecnología.
Para Flórez y Copete, estas realidades, emanadas de la geografía, obligan a repensar el mapa institucional y territorial del país en el marco de la Constitución y la Ley.
El Chocó, como se sabe, viene de un paro organizado por el Comité Cívico por la Salvación y la Dignidad, que ha sido reconocido como uno de los 10 mejores ejemplos de liderazgo del país.
Ya sea que el Chocó se integre a la Región Caribe o afiance sus vínculos con el Pacífico, al que también está ligado por la geografía, lo único cierto y concreto es que este departamento no puede seguir siendo uno de los más pobres y desiguales de Colombia. Su monumental riqueza minera no guarda ninguna simetría con el tamaño de sus necesidades básicas insatisfechas que están en el 79%, cuando el promedio nacional se sitúa en el 27%. En el Chocó se calcula que el 68% de la población es pobre y un 37% vive en la extrema pobreza. Al Chocó le falta todo: vías, buena educación, buena salud, desarrollo económico, y, para completar, sobre este se ha ensañado la violencia, el desplazamiento y la corrupción. Su último paro cívico fue un bello despliegue de creatividad y pacifismo, pero también un grito a toda Colombia en el sentido de que el ¡Chocó merece respeto, carajo!
@HoracioBrieva